lunes, 6 de abril de 2009

Resumen Conferencia electrónica "Sociedad civil, campesinos pobres, empresas y mercados"

Por: Ricardo Claverias H.


Introducción

Uno de los objetivos de la Conferencia Electrónica (realizada entre los días 23 de febrero al 6 de marzo de 2009) es empezar a analizar las características del CIED como una “institución inteligente”, lo cual supone que es una organización:

Donde hay una transformación del conocimiento individual en un conocimiento corporativo organizado que permite compartir los procesos y políticas de la organización, que permite estandarizar los modelos de trabajo y ser capaces de responder con creatividad y competencia a las demandas de la población, sus instituciones o el mercado.

Que tiene una construcción de una misión compartida: Una organización en la que todos tienen una misma misión o un mismo proyecto para llegar a una visión deseada, aunque sean distintas las diversas regiones donde intervienen. Seguir esa misión compartida (que debe mostrar que es eficiente y eficaz) indica que es definitivamente una organización inteligente cuando todos van a trabajar para conseguir un mismo fin. Donde el aprendizaje es en equipo: para el aprendizaje en equipo se debe comenzar con el dialogo para lograr un pensamiento conjunto y crítico.

En ese sentido, el tema que se puso en debate: “Sociedad civil, campesinos pobres, empresas y mercados”, al mismo tiempo que fue un medio para empezar a analizar a nuestra institución (con la participación de los miembros de los distintos equipos regionales del CIED), también sirvió para exponer las propuestas que tiene el CIED para reducir la pobreza, sobre todo en el medio rural. Propuestas que se han enriquecido con la participación de colegas de otras instituciones.

Dentro del resumen de esta Conferencia Electrónica, las preguntas centrales para el diálogo fueron las siguientes:

¿Cómo pasar de economías campesinas pobres a economías agrícolas empresariales y competitivas?

¿Cómo ayudan los enfoques del DT (desarrollo territorial) y la NR (nueva ruralidad) a la viabilidad de las propuestas para que los campesinos pobres aprovechen las nuevas oportunidades del mercado y superen su situación de pobreza?

¿Cómo las organizaciones de la sociedad civil son medios importantes para ese cambio?

Entre los aportes que se pueden destacar de las participaciones sobre determinados temas son las siguientes:

MEDIO AMBIENTE, ORGANIZACION EMPRESARIAL, MERCADO Y CULTURA

La base del desarrollo de las economías campesinas pobres, en primer término, es elevar la producción y la productividad, pero articulados a la propuesta de la conservación de sus recursos naturales y el medio ambiente, como sostiene Juan Sánchez del CIED (en su segunda intervención senala al respecto como trabajo “pionero” la sistematización de las experiencias del CIED-EDAC, que fue publicado en un libro sobre Desarrollo Territorial y Nueva Rruralidad en el Perú), así también deberá diversificarse la biodiversidad de sus cultivos y superar la dependencia alimentaria que la agricultura de subsistencia representa para los pobres rurales, con su secuela de desnutrición, bajos ingresos y migración periódica.

Sin embargo, más allá de la producción, todos los participantes en esta Conferencia están de acuerdo en que los campesinos, por muy pobres que sean, participan en el mercado; sin embargo, debemos prevenirnos en los proyectos que ejecutamos en el campo –como comenta Juan Sánchez, en su primera intervención- de los riesgos de priorizar a los productores más viables y dejar en la subsistencia a los "menos viables", desatendiendo el cumplimiento de las metas del Milenio. Para que ello no ocurra los participantes han emitido argumentos y experiencias muy importantes para analizar las posibilidades de desarrollo de los campesinos pobres. Por ejemplo, de acuerdo a las experiencias de Julio Alfaro:

Existe siete maneras de cómo los campesinos viven del mercado con la venta de su propia mano de obra, venta de su ganado, venta de uno o algunos de sus productos agrícolas, venta de la artesanía, recepción de remesas, venta de trabajo eventuales entre ellos, como minka, que es pagada, o trabajos a destajo en la agricultura o ganadería.

La pregunta que se hace Alfaro a continuación es muy importante: ¿y por qué teniendo tanta vía con el mercado siguen siendo pobres? Porque su relación con el mercado es desigual, muy poco favorable para ellos y muy favorable para los comerciantes, los industriales y los consumidores de las ciudades. Entonces las preguntas que deben continuar son ¿cómo hacer para que el mercado no sea injusto y sea favorable para los campesinos? ¿Ello se puede lograr?

No obstante, sostiene Alfaro que existe un sector de campesinos que si ha pasado la barrera de la pobreza y se orienta hacia la pequeña empresa, pero no con el modelo que conoce la cultura occidental, donde existe un patrón alejado de sus medios de producción y solo tomando decisiones para que sus obreros rurales trabajen. El mismo campesino trabaja en determinadas épocas de mayor exigencia de mano de obra, junto con su familia extensa. Los campesinos cuando tienen condiciones favorables se convierten en productores rurales empresariales y si no existen esas condiciones regresan a su calidad de campesino o trabajador agrícola, que como hemos visto son formas diferenciadas de articularse al mercado. Y nuevamente, en condiciones favorables, vuelve al mercado como productor empresario. No se trata de un modelo occidental de hacer empresa, sino una forma propia de apropiarse de la modernidad: Hacen ayuda mutua entre grupos de campesinos, se relacionan con sus parientes tecnificados.

En otras palabras, estamos hablando de dos modernidades, una modernidad andina y una modernidad occidental. Los dos son modernos, pero se organizan de diferente manera de acuerdo a su cultura. No existen contradicciones entre lo moderno y lo tradicional, lo que existen son dos modernidades que compiten entre sí, cada una con sus patrones culturales; y siguen los argumentos, al respecto, los cuales abren nuevas rutas para la investigación.
Ana Espejo (SEPAR) también incide en considerar al mercado, no sólo como una categoría económica o de simples transacciones, sino también la necesidad de entender la cultura andina que cruza esas relaciones mercantiles. Se sostiene que la forma de relación del hombre andino con el mercado tiene distintas connotaciones en comparación a la sociedad moderna.

No obstante, sea el mercado entendido en una cultura moderna o en otra cultura originaria, el proceso de articulación de los campesinos con el mercado –como lo señala Noemí Marmanillo del CIED- debe regirse con las leyes del mercado, sin que los productos locales pierdan identidad, al contrario estas particularidades deberían convertirse en el valor de diferenciación, como principal estrategia competitiva.

Por su parte Jorge Recharte (Instituto de Montaña) hace una contribución muy sucinta, pero alertadora de lo que debe hacerse para construir economías de mercados más sanas, que deben basarse en el fomento de la biodiversidad, en la conservación de los recursos naturales en una dimensión de la vida campesina que, fortalecida, permite generar bases de cooperación y organización entre familias y de planificación de largo plazo sin la cual es difícil construir economías de mercado sanas. Esta propuesta, a nuestro entender nos sugiere analizar los roles del capital social moderno y la cultura andina (como lo ha observado Iván Mendoza y Julio Alfaro) para la búsqueda de un mercado más equitativo para los campesinos.

Asimismo, en esta inquietud mostrada por Jorge Recharte nos invita a analizar también los roles de la Sociedad Civil en estos procesos de mercados y de organización empresarial. Pero también es importante incluir en estos estudios –como lo esclarece Luis Guerrero- a los empresarios nacionales y a los monopolios que hay en el agro.

2. PROPUESTAS TERRITORIALES PARA QUE LOS CAMPESINOS POBRES SE CONVIERTAN EN EMPRESARIOS EXITOSOS

Genaro Hucharico (CIED Puno) propone, al respecto, lo siguiente: Superar el paternalismo impulsado por algunas instituciones y la falta de voluntad de cambio de determinados grupos de campesinos, como lo expresa Genaro “la pobreza de los campesinos persiste no solo en sus economías y necesidades básicas, sino también en el espíritu”. A esa explicación añade Genaro que ve con pesimismo las posibilidades de cambio, pues, observa que la nueva generación de campesinos con la adopción de otras culturas, por ejemplo, a través de la música y danza foránea, está calando nuestra identidad y principios de solidaridad.

Para contrarrestar esas tendencias negativas, Genaro propone una capacitación muy intensa para generar nuevas competencias sin perder la identidad andina entre los campesinos para aprovechar las nuevas demandas del mercado; en ese sentido, se explica que el CIED Puno viene promoviendo acciones con el enfoque del desarrollo territorial orientados a aprovechar oportunidades de mercado, como es el caso de la promoción de la asociatividad para la producción agrícola y la transformación de derivados pecuarios con tecnologías que logren una oferta productiva de calidad y con una visión empresarial, cuyas ventas puedan realizarse a través de los centros de acopio. Para lo cual, se esta desarrollando capacidades técnico-productivas y de gestión empresarial. Optándose también por lograr que las municipalidades se conviertan en promotoras del desarrollo económico y social. Con los cambios se están incrementando los ingresos económicos de las familias para que puedan satisfacer las expectativas generadas, esto puede constituir el camino de la economía campesina a una economía agrícola empresarial.

Pero al desarrollo rural que se propone debe agregarse mayores propuestas –como lo sostiene Noemí Marmanillo- incluyendo las de tipo no agrícolas para promover territorios competitivos en el marco del Desarrollo Territorial y la Nueva Ruralidad, que permitan dinamizar mercados locales, a través del desarrollo del turismo rural comunitario, lo que ayuda a articular armoniosamente las actividades agrícolas y no agrícolas, creando valor para los productos locales, al ofertar productos con identidad territorial, donde el desarrollo de actividades agroindustriales cobran relevancia en tanto permite retener valor en las zonas rurales.

3. PROPUESTAS PARA FORTALECER LA SOCIEDAD CIVIL Y LOS GOBIERNOS LOCALES, COMO PALANCAS PARA EL DESARROLLO DE LOS CAMPESINOS POBRES

En este tema son importantes los avances del CIED Lurín, explicados por Eduardo López:

En la cuenca alta del Río Lurín, caracterizado por ecosistemas de alta montaña, los campesinos están demostrando sus capacidades y expertise para afrontar los constantes retos de la inseguridad climática y alimentaria, han rescatado y recreado tecnologías para la conservación de los recursos naturales. En la cabecera de la cuenca, coexisten la producción agropecuaria de autoconsumo o de subsistencia y la mercantil.

La participación de la sociedad civil-denominada como el Tercer Sector, por su autonomía en relación al Estado (primer sector) y por sus organizaciones no tienen fines de lucro, sino que sirven para la ayuda mutua, la reciprocidad, la solidaridad entre los pobladores- en estos procesos de cambios son importantes y se manifiesta en los siguientes hechos: Los diversos anexos y centros poblados menores han establecido diversas redes comerciales y sociales (redes de parentesco y de paisanaje) para articularse a los mercados para la transacción de los productos agrícolas, ganaderos, y de actividades no agrícolas como la comercialización en volúmenes importantes de productos con identidad territorial (queso de Huarochirí, cuyes y de hierbas aromáticas y medicinales) que la población limeña de ascendencia provinciana consume.

Con ello –explica Juan Sánchez- las familias han accedido a nuevos mercados extra locales y superaron a los intermediarios asentados en la habilitación y comercialización de productos tradicionales, sin valor agregado. Para este paso se hace indispensable la asociatividad de los pequeños productores y de PYMES rurales, la capacitación en gestión empresarial de sus organizaciones, el acceso a nuevos servicios para el agro (información, mercados, crédito) y construcción de cadenas productivas (como son las experiencias de PRODECO, por ejemplo) con empresarios privados interesados en el VA de la biodiversidad y del turismo vivencial. La experiencia de comercialización de la papa nativa en Andahuaylas, la quinua orgánica en Puno o de algunos productos ecológicos como el café orgánico en Selva central, el banano orgánico en Tumbes muestra que es posible una nueva relación con el mercado, basados en el desarrollo de otras capacidades de gestión empresarial, adecuadas a la cultura organizacional campesina.

El desarrollo de las denominadas actividades no agrícolas como el turismo y la agroindustria en la cuenca media ( Antioquía y Cochahuayco), ha permitido a los productores agrarios encontrar nuevas formas de complementar ingresos, mejorar la autoestima y acercarse a la dimensión comercial que les exige competitividad de los servicios que venden a los consumidores urbanos.

Estos aspectos y dinámicas de articulación al mercado, están permitiendo visibilizar oportunidades de nuevas rutas para dinamizar la economía local y también para que los puentes no solo sean culturales sino también sean mercantiles (explicado por Eduardo López):

La venta de la fuerza de trabajo en las parcelas de algunos agricultores exitosos o en aquellos que disponen de áreas de cultivos de 3 o más has., oportunidades de empleo en la pequeña y mediana minería, en las inversiones que realiza sectores del estado( FONCODES, Ministerio de Transportes, Gobierno Provincial, etc.).

Compra y alquiler de tierras por parte de algunos agricultores exitosos de la cuenca alta y media, en áreas agrícolas con mejores recursos, accesibilidad vial y a los mercados (el caso de algunos líderes cullpinos desarrollando actividades agrícolas en la parte baja de Cocachacra y Cieneguilla).

Con el asocio de los pequeños productores agroindustriales de Valle Lindo, que agrupa a más de 20 Mypes, vienen desarrollando prácticas y acciones de transacciones comerciales con empresas limeñas.
Esas informaciones testimoniales ayudan para ir afirmando la tesis que planteamos en una carta anterior, en el sentido que la inclusión de los más pobres en los proyectos de desarrollo se muestra con experiencias de que los más pobres (pues, a ellos se les denomina como de economía campesina) también tienen potencialidades, sobre todo cuando empiezan a asumir determinados cambios para superar su racionalidad tradicional y cuando empiezan a aprovechar su potencialidades (o sus ventajas comparativas), teniendo en cuenta las oportunidades locales, regionales, nacionales y externa.
4. ENTONCES ¿SÍ HAY POSIBILIDADES DE DESARROLLO PARA LAS ECONOMÍAS CAMPESINAS POBRES?
Pensamos que aún hay que sistematizar más nuestras experiencias institucionales sobre las rutas del desarrollo que estarían emprendiendo hoy los campesinos. Por ejemplo, es cierto lo que dice Guerrero (EDAC) que en los casos de Cajamarca, Lurín, Puno, Arequipa y en la región de Selva Central se demuestra cómo en una pequeña parcela, introduciendo tecnología, mejorando los recursos agua, suelo, planta y capacitando, la producción se eleva exponencialmente, que lleva a mejorar la calidad de vida de la familia campesina.

El Estado y particularmente los gobiernos locales tienen que trabajar más de cerca con los campesinos, la experiencia del CIED y de otras ONGs, como SEPAR, el Instituto de Montaña (IM), PRONAMACHS y otros, sus resultados nos dicen que sí es posible aumentar su producción y productividad, así como también que los campesinos sí pueden competir en el mercado, pero necesitan también mejorar la tecnología y organizarse empresarialmente. Pero también debe exponer con mayor claridad, como lo observa Iván Mendoza, el tema de la diferenciación campesina como efecto del desarrollo en las localidades, pues, no todas las familias campesinas van a cambiar de manera simultánea sus sistemas productivos y no todos pasarán de una vez a una economía empresarial de manera homogénea.

Por lo cual, las propuestas para el desarrollo no deben estar ciegas frente a los procesos de diferencias campesina (como efecto de las dinámicas y los mercados locales, como también como efecto de los proyectos), donde unos se beneficiarán más que otros (por ejemplo, los emprendedores tendrán un arranque más rápido que los demás). Por lo tanto, al partirse por el hecho que no existe homogeneidad socio-económica entre los productores del campo, entonces tampoco puede haber un efecto uniforme de programas, proyectos o políticas de desarrollo y del fortalecimiento del capital social. Frente a ello, en los proyectos de desarrollo local se deben exponer estrategias muy claras para la inclusión de la mayoría en los procesos de desarrollo. Si este proceso de desarrollo, cuando es inducido o promocionado por las instituciones de fuera, no debe esperarse que sea espontánea la inclusión y la equidad.

En tal sentido, el fortalecimiento del capital social no es suficiente para lograr esa inclusión, pues, el capital social sin enfoques y estrategias integradoras y cohesionadoras puede favorecer mayormente a los grupos que no son pobres. Por ello, es necesario manejar estrategias muy definidas para incluir concientemente a todos los grupos sociales y, exprofesamente a los subterritorios de las localidades que han sido marginados. Por eso, es importante que los planes y los proyectos de desarrollo locales tengan un enfoque de Desarrollo Territorial, porque allí se manejan estrategias para integrar a la diversidad de productores y de las organizaciones de la sociedad civil en el territorio, partiendo por la idea que no pueden diseñar un proyecto para un tipo de productor abstracto o en general, sino de acuerdo a los diversos tipos de campesinos y agricultores empresariales de una misma localidad.


5. TEMAS PENDIENTES: OPORTUNIDADES, DESAFIOS Y PROPUESTAS

A nuestro parecer quedan aún muchos temas y tareas pendientes por abordar teórica y empíricamente. Entre los cuales destacamos tres:

a) Avanzar más en incidencia política

Para completar esta "ruta crítica" de desarrollo familiar es indispensable pasar de la familia a la competitividad del territorio. Y en esta fase, son las instituciones (públicas y privadas, sean de los tres niveles de gobierno y del sector privado, así como las ONG y las propias asociaciones de productores) (desarrollar más los conceptos de los roles de la Sociedad Civil), las que tienen un rol central, primero, mejorando tanto sus competencias para desarrollar sus capacidades de gestión y de innovación tecnológica, como para crear capital social entre ellas, a través de asociaciones, plataformas publico-privadas y proyectos conjuntos.

Al respecto (como lo recuerda Juan) la experiencia de los programas PROCUENCA, que promovió MIMDES entre 2004 y 2006, ha mostrado las bondades del asocio público privado para crear condiciones de competitividad territorial, mediante nuevas políticas y proyectos municipales y regionales.

Por otro lado, deberá fortalecerse también el trabajo de nuestra institución en redes, pues hay muchas ventajas de las redes que tienen y que pueden atraer a las instituciones y a las organizaciones de la sociedad civil interesadas en promover políticas basadas en la evidencia (CIPPEC.2007). En las experiencias que se tiene sobre la importancia de la acción colectiva en redes se puede destacar los siguientes: son mecanismos que facilitan la transferencia y el uso de conocimiento y otros recursos de varios actores en el proceso de desarrollo de políticas públicas locales, nacionales y globales. Otro resultado es que las redes se convierten en “acuerdos sociales”, en “capital político” para acceder con propuesta a los centros de decisiones políticas que no tienen las ONG que trabajan aisladamente. Con el trabajo en redes se tienen mejor acceso a oportunidades; para facilitar la creatividad y la asunción de riesgos; mecanismos de apoyo en varios niveles; interfaces con otros sectores y plataformas para la acción (Korzeniewicz y Smith 2003).


b) Avanzar más en la propuesta de estrategias para que los campesinos se vinculen con mayor éxito en el mercado

Partir por algún fundamentalismo como que, respecto al mercado, los campesinos lo saben todo, creemos que no es lo más conveniente para la construcción de una ruta crítica, donde se esclarezca el proceso en que los campesinos pobres pasen a organizarse empresarialmente. Precisamente, es en esta dimensión donde no solamente los campesinos pobres sino también los pequeños y medianos productores modernos requieren de una mayor capacitación e información. No solamente para conocer el ámbito de la oferta con la innovación tecnológica para producir más, sino también el ámbito de la comercialización y el mercado (se requiere al respecto, una reingeniería social en nuestras instituciones, como señala Eduardo).

Esta transición hacia un mayor conocimiento de la dinámica del mercado, como plantea E. López (en su segunda intervención) debe llevarnos a completar una verdadera ingeniería social que permita la articulación comercial de los territorios pobres a las oportunidades de los mercados con equidad y competitividad.

No obstante queda algunos problemas por definir respecto a los roles de las ONGs y el Estado en relación a los conocimientos que deben tenerse o trasmitirse sobre el mercado: a nivel macro, meso y micro. La pregunta al respecto es la siguiente, ¿hasta dónde es suficiente que abarquen los conocimientos sobre los mercados por parte de los campesinos?, ¿cuáles son los conocimientos por niveles que deben dominarse en las instituciones que promocionan el desarrollo?


c) Avanzar más en el manejo de metodología para analizar los impactos de los proyectos en la reducción de la pobreza

Se requiere avanzar más en la construcción de líneas de base y análisis de los impactos de los proyectos a nivel de las familias campesinas: Costos-beneficios, valor bruto y neto de la producción total de los diversos cultivos, crianzas, ingresos, etc. Analizar el valor agregado neto, por familia o por lo menos por hectárea y luego estimarlo por la cantidad de tierras y cultivos que tiene cada familia. La recolección de esa información podría hacerse por muestras de familias y en tiempo determinados (que puede ser anual) para evaluar los impactos. Además debe analizarse el proceso de satisfacción de las necesidades básicas familiares (NBI), para evaluar si se está reduciendo la pobreza. Para el proceso de monitoreo y evaluación habría que avanzar en uso de las herramientas del “Balaced Score Card” porque la facilidad de su manejo y porque permite analizar cuantitativamente la información; para la evaluación cualitativa se recomienda utilizar el Sistemas de Análisis Social (SAS)

d) Algunas oportunidades, desafíos y los retos peculiares para reducir la pobreza en cada una de las regiones

Los enfoques del DT y la NR y el aprovechamiento de las oportunidades actuales y los desafíos para la integración al desarrollo de los subterritorios con predominio de economías campesinas pobres y tradicionales:

Oportunidad 1:Descentralización.
Desafío:conocer y organizarse para hacer incidencia en los gobiernos municipales (GM) y promuevan proyectos productivos.

Oportunidad 2: En los GM se están elaborando planes de desarrollo estratégico y económico con actores locales para formar territorios competitivos, con equidad e inclusión. Desafíos: No obstante las oportunidades antes indicadas, aún no se generalizan esos planes estratégicos y económicos; por lo tanto, debe buscarse los mecanismos institucionales para incentivar esos procesos.

Oportunidad 3: Agricultura agroecológica, productos originarios primarios, transformados y servicios de las zonas marginadas ahora son reconocidos por el mercado. Desafío: necesidad del rescate de cultivos, crianzas tradicionales, pero con el mejoramiento de la calidad y sanidad de los productos y los servicios locales (como en la agroindustria, en la gastronomía y el turismo, por ejemplo).

Oportunidad 3. Crecimiento de las ciudades intermedias y necesidad de diversidad productiva de origen agrícola.
Desafíos: Se requiere propuestas generalizadas en las regiones para promover proyectos que viabilicen la articulación de los centros urbanos con las comunidades alejadas.

Por otro lado, debemos ser muy objetivos para determinar si hay posibilidad de que sean efectivas las propuestas para el desarrollo. Si tienen viabilidad para el desarrollo las economías campesinas pobres con las cuales trabajamos. Así como también debemos analizar las particularidades que tienen los campesinos para superar la pobreza en cada una de las regiones o las localidades. Por ejemplo, como lo manifiesta Salvador Peña (del CIED de la región central del Perú), en la selva alta del centro del Perú tradicionalmente por décadas y generaciones se ha producido y se sigue produciendo entre los campesinos el fenómeno de la “doble residencia” como una estrategia para enfrentar la pobreza como pequeños propietarios pobres en sus zonas de la sierras, donde combinan su trabajo y condición de propietario en sus lugares de origen con la de peón agrícola en selva a través de las migraciones.

En ese contexto, nos muestra Salvador Peña que los campesinos pueden vivir también en una doble modalidad en relación a sus objetivos y, en particular, frente al mercado, pues, en la residencia en la sierra se manifiesta una fuerte identidad cultural y el uso de un fuerte capital social nativo, que se muestra en las relaciones de reciprocidad propias del mundo andino y una producción agropecuaria orientada básicamente al autoconsumo y débil articulación con el mercado; en cambio, en la segunda residencia practican una lógica de producción para el mercado y una cultura aún indefinida y en construcción donde lo “moderno” es sinónimo de propiedad privada, producción de productos exclusivamente orientados al mercado (café y frutas tropicales), efectuándose nuevas relaciones con otros actores sociales que antes no conocían como son las empresas privadas, los pequeñas y grandes, de acopiadores.

Ese proceso de conversión de “campesino andino” a “agricultor de selva” fue mucho más difícil y hasta traumático para las primeras generaciones de migrantes, actualmente este cambio brusco continúa para los nuevos productores pero tampoco está configurado definitivamente para los antiguos. Es decir, tenemos un proceso en marcha que le da particularidades especiales al “campesino/agricultor” de Selva Central y, por tanto, particulares estrategias para superar la pobreza.
En cambio en la sierra central de Lima y en Arequipa (zona intermedia de Lurín y en los distritos del sur oriental de Arequipa) los campesinos están tratando de reducir la pobreza mediante las prácticas más intensas de la nueva ruralidad (turismo, gastronomía, pequeñas industrias). Por su parte en Puno (como lo comenta Genaro Hucharico) se viene promoviendo acciones orientados a aprovechar oportunidades de mercado, como es el caso de la promoción de la asociatividad y de los gobiernos locales como promotores del desarrollo económico, con lo cual se está logrando una mejor producción de quinua o derivados lácteos mediante la innovación tecnológica, pero también mediante la conservación de la biodiversidad, con una visión empresarial, con esas propuestas se puede constituir el camino de la economía campesinas pobre a una economía agrícola empresarial.

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