martes, 30 de setiembre de 2008

LA AGRICULTURA EN LA NUEVA RURALIDAD: Una complementación necesaria


Por: Ricardo Claverías Huerse

La tesis central que se planteó en esta exposición efectuada en los “Desayunos Temáticos” organizados por el CIED en homenaje a sus 35 años de vida, es la siguiente: que si bien es cierto la denominada “Nueva Ruralidad”, destaca la importancia que vienen teniendo las actividades no agropecuarias en el mundo rural - como la pequeña industria, el turismo, la artesanía, etc. - para generar mayor empleo e ingresos a las familias del campo; en esa Nueva Ruralidad no se debe perder la perspectiva de la enorme importancia que tiene la necesidad de impulsar también el desarrollo de la producción agrícola. De lo contrario, si no se tiene una visión integrada de las actividades no agrícolas con la producción agrícola, se estaría fuera del enfoque del desarrollo territorial.

En todo caso cuando se investigue, se sistematice o se elabore proyectos referidos a las actividades no agropecuarias en el mundo rural, también debe tratarse el tema de cómo esas actividades no agrícolas propician el desarrollo agrícola y viceversa. Porque de poco valdría desarrollar actividades no agrícolas en un contexto donde la agricultura se deprime y hasta es abandonada por muchos agricultores que emigran hacia las ciudades, aún si tenemos en cuenta que la agricultura tiene un bajo crecimiento en el país, no obstante su gran importancia tanto como ofertante de alimentos, como también de puestos de trabajo.

Debe tenerse presente que es bajo el crecimiento del sector agropecuario (entre el 2001 y el 2006 creció el 2,5%) en que se profundizó más la pobreza. Durante este lapso, los precios reales de los principales productos en chacra continuaron cayendo: el de los productos agrícolas bajó 3,4 por ciento y el de los pecuarios 4,8 por ciento.

El precio de la papa —principal producto del campesinado pobre— se redujo 33 por ciento. Los productos cuyos precios mejoraron son principalmente de exportación: café (80,3 por ciento), ajo (36,2 por ciento), espárrago (19,4 por ciento) y frijol (18 por ciento). La modernización no se expande o lo hace muy poco hacia la pequeña agricultura.

La población económicamente activa está distribuida en tres grandes sectores económicos, en el primario (52 por ciento), en el que destacan la agricultura, la ganadería, la pesca y la minería extractiva, todas ellas —salvo la minería— tienen bajos niveles de productividad.

Nueva dinámica de los cambios en el medio rural
Existe graves problemas en el sector agrario y en el mundo rural, no obstante vienen dándose nuevas tenencias que avizoran que sí es posible el desarrollo agrícola en particular y rural en general, esas nuevas tendencias son las siguientes y deben constituirse en parte de los lineamiento principales de la “Nueva Ruralidad”:

Aunque la mayoría de los productores rurales tiene pocos recursos económicos y tierras, como respuesta esa sociedad es cada vez más altamente diversificada, esa tendencia es un gran potencial para superar la pobreza (porque puede ubicarse en la acumulación flexible como ventaja para engancharse en la globalización).

Existen nuevas dinámicas organizativas e institucionales, como son las asociaciones y las cadenas productivas espontáneas y formales.

Se están formando nuevos mercados para los productos y servicios rurales agrícolas (por ejemplo, para productos orgánicos) y no agrícolas, como el turismo o las pequeñas empresas transformadoras.

Existe una mayor articulación campo-ciudad.

Mayor vinculación de lo local con lo global (por ejemplo, con los productos orgánicos o los productos exóticos del mundo andino y amazónico).

Nuevos patrones de consumo del paisaje rural y sus actividades tradicionales mediante el turismo vivencial.

Por otro lado, la agricultura se diversifica y se crean multiocupaciones en el medio rural, con las siguientes características:

· Actividades no agrícolas vinculadas al desarrollo de estrategias de las familias productoras con pocos recursos.

· Surgimiento de nuevas características en subterritorios que pasan a ser más dinámicos desde el punto de vista comercial.

· Surge como desafío la necesidad de innovación en la agricultura para la generación de empleo familiar.

· Posibilidad de encadenamientos productivos múltiples entre familias que viven en el campo con los que viven en las ciudades.

· La agricultura está participando en una nueva dinámica campo-ciudad.

Se está incrementando el espacio social territorial para la agricultura:

La población rural está pasando de su radio de acción desde el mercado micro hacia mercado macro regional.

Se intensifica la mercantilización de la producción agrícola y rural.

Surgen nuevos emprendimientos e iniciativas de productores rurales para efectuar cambios tecnológicos, para transformar insumos locales y para acceder a mercados más lejanos.

Sin embargo, aún falta conocer más sobre propuestas de estrategias endógenas para el desarrollo rural, sin la ayuda pesada y no sostenible de cooperantes internacionales o del Estado. Se conoce poco sobre los impactos del mercado y del cambio climático sobre la producción y la calidad de vida en el medio rural.

Se conoce poco sobre el impacto del mercado sobre las organizaciones y la institucionalidad tradicional de las comunidades o de los pequeños agricultores. Las políticas de Estado no dan prioridad al desarrollo agrícola en particular y rural en general. Se requiere, por tanto, un nuevo enfoque de desarrollo rural para integrar a territorios marginados y pobres en el proceso de creación de territorios competitivos, inclusivos, donde se supere la pobreza.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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