lunes, 17 de agosto de 2009

Oportunidades y amenazas de la actividad minera en la cuenca media. Retos y perspectivas

Por: Eduardo López

¿La cuenca media del río Lurín amenazada?

A dos horas de la ciudad de Lima, por la carretera que conduce al Distrito de Huarochirí, se encuentran los hermosos y pintorescos pueblos de Antioquía y Cochahuayco, tienen un clima templado, con una temperatura promedio de 22 ªC., una altitud de 1,650 m.s.n.m y una precipitación pluvial de 80 mm.

Forma parte del corredor natural y cultural de la cuenca de Lurín y aporta con algunos servicios ambientales (producción de oxigeno, biodiversidad, recarga de la napa freática)[1]

Cochahuayco y Antioquia son tierras de aromas, de manzanas, membrillos, guayabas, pacaes, paltos, su gente amable, acogedora y trabajadora invita a compartir la frescura primaveral y sobre todo de espacios de solaz tranquilidad. Tiene una economía que descansa en la producción frutícola y sentando las bases para el desarrollo de actividades no agrícolas como el turismo y la agroindustria rural.

En la cuenca media, el producto con identidad territorial, es el membrillo y manzana, caracterizado por su excepcional calidad en aroma, color, textura y posicionamiento en el mercado mayorista de frutas[2]

Estos territorios poseen potencialidades tangibles e intangibles para promover actividades agropecuarias, paisajísticas, turísticas, culturales y ambientales. Pero también es una localidad marcada por la pobreza, falta de empleo, baja productividad de los cultivares, bajo nivel educativo, empleo de agroquímicos, migración de la población joven y carencia de servicios de saneamiento.

Este escenario geográfico envidiable, no tenemos porque mitificarlo sino más bien visibilizarlo para hacerlo competitivo territorialmente, con la llegada de las actividades mineras por parte de la empresas Huascarán S.A., ( mediana minería) y la empresa Baya S.R.L (pequeña minería) , aún encontrándose en la fase de exploración minera , constituye una amenaza al medio ambiente rural, a los recursos naturales, a la biodiversidad, a las actividades agropecuarias y a las denominadas actividades no agrícolas como el turismo, la agroindustria y artesanía rural.

Como bien decía, un dirigente de la comunidad campesina en el taller informativo realizado en Cochahuayco, el 11 del presente mes sobre las acciones y tecnologías que empleará la empresa Baya, “la minería nos ha cambiado el escenario, es para nosotros un elemento perturbador a la vida cotidiana y las actividades productivas”[3]

Si el escenario donde actuamos va ha modificarse con el desarrollo de actividades mineras, es urgente que los actores locales, estén informados responsablemente sobre las amenazas a los agroecosistemas, a la vida cotidiana, a las costumbres e identidad cultural, para luego realizar inversiones en capital social y humano que permita promover programas y proyectos de desarrollo de capacidades humanas para enfrentar con propuestas a éstos retos.

También requerirá que el Gobierno Local, las comunidades campesinas, los comités de regantes, las Ong’s y otras instituciones de la sociedad civil construyan propuestas de desarrollo, actúen con profesionalismo especializado porque surgirán nuevas demandas en estudios, investigaciones para hacer el monitoreo y seguimiento ambiental a la cuenca.

Si bien es cierto que en corto plazo puede ser afectada la cuenca media, hay que considerar también que los territorios de la parte baja no escaparán a esta amenaza, por consiguiente hay que estar preparados, fortaleciendo los espacios como la mesa del agua y otras plataformas que existen en la cuenca, a buena hora que tengamos un capital institucional y simbólico que diversas instituciones públicas y privadas nos hemos esforzado en construir.

El Capital Institucional y Simbólico acumulado es una fortaleza de los multiactores públicos y privados.

Hoy en día ya no es posible abordar e intervenir los problemas del desarrollo rural de la cuenca, incidiendo solo en la promoción de las actividades agropecuarias, la complejidad del mismo exige procesos que sumen esfuerzos, voluntades, recursos y enfoques para promover y desarrollar con los productores y otros socios del desarrollo las denominadas actividades no agrícolas o también denominadas pluriactividades, como el turismo, agroindustria y artesanía.

Asimismo es indispensable la construcción de plataformas o arquitecturas institucionales que articulen a sectores del estado, sector privado y sociedad civil, para enfrentar multisectorialmente a la pobreza, y también para promover y desarrollar los negocios agrícolas se requerirá ineludiblemente conocer y validar instrumentos y conocimientos para lograr con competitividad la articulación con los mercados y los respectivos procesos de mercadeo.

La puesta en valor de los proyectos emblemáticos y sinergéticos que el CIED, el Gobierno Local de Antioquia y otras instituciones privadas facilitaron y promovieron sumando la participación concertada de diversos actores públicos, privados y de las organizaciones de la sociedad civil, ha hecho posible visibilizar COLORES PARA ANTIOQUIA Y AGROINDUSTRIA RURAL DE COCHAHUAYCO, que sintetizan la generación de laboratorios de aprendizaje interinstitucional.

Estos proyectos innovadores son la expresión de la importancia que tiene el capital institucional y simbólico que se ha construido, como herramientas que contribuyen a dinamizar la economía local, mejorar la autoestima y ciudadanía.

COLORES PARA ANTIOQUIA, ha convertido a esta localidad en una obra de arte, ha permitido hacer los puentes entre arte y desarrollo para promover el turismo rural y comunitario.

Posiblemente lo trascendental de esta experiencia es haber logrado espacios para las pasantías y para el aprendizaje de cientos de regidores, alcaldes de distintas regiones del país que lo han visitado, de funcionarios del estado, del sector privado, de Ministros de Estado, Congresistas, de investigadores de diversas universidades, de representantes de la Cooperación Internacional, de Presidentes Regionales y de cientos de organizaciones sociales del país.

Estos aspectos contribuyen a que la autoestima de la población y de sus autoridades sea un importante intangible para el desarrollo rural de la cuenca media.

También Colores para Antioquia, está logrando el empoderamiento por la población asumiendo que el proyecto sea suyo, tiene legitimidad social y fundamentalmente cuenta con el reconocimiento de los medios de comunicación, de la cooperación internacional y de los decisores políticos.

Otro proyecto emblemático, sinergético e innovador es AGROINDUSTRIA DE COCHAHUAYCO, que promueve y desarrolla con mujeres empresarias, la agregación de valor, empleando tecnologías limpias, de fácil manejo y de bajo costo, para la producción de sidra, vinagre, mermeladas, encurtidos, fruta deshidratada , etc. con la finalidad de generar ingresos complementarios.
Para la institucionalidad de la zona ( Gobierno local, comunidades campesinas, comisión de turismo, asociación valle lindo, plataforma de Ong’s, algunos sectores del Estado ( Foncodes, Ministerio de Vivienda, Mincetur),comités de Regantes, Asociación de agroindustria Valle Lindo, Clubes de madres, etc.),es una fortaleza y es la expresión del valor agregado que se ha ido construyendo, consideramos que es una buena potencialidad para iniciar con inteligencia, con “sabiduría de masas”, los retos que conllevará un posible desarrollo minero en la zona con responsabilidad social empresarial.
[1] Ricardo Claverías y Eduardo López Ayala, Pro Cuenca Lurín, Sistematización de la experiencia 2,004- 2,005. Página 26
[2] Idem, pág. 26.
[3] Antonio Cordero, Presidente del Núcleo Ejecutor, Dirigente de la Comunidad campesina de Cochahuayco.

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