lunes, 17 de agosto de 2009

Quinua orgánica. Recordando nuestras costumbres

Por: Stuar Flores

La quinua es, quizás después de la papa, la fuente alimenticia más abundante y de mayor aporte nutricional en el territorio peruano. En su composición podemos encontrar altos porcentajes de proteína y aminoácidos esenciales, propiedades que la sitúan al lado de productos de origen animal como la carne y la leche.
Desde tiempos antiquísimos, la quinua ha sido el sostén alimenticio de las culturas precolombinas logrando perdurar hasta la actualidad. Su capacidad para crecer en condiciones difíciles (tierras de elevada salinidad y climas secos) la ha convertido en el cultivo más difundido en Sudamérica y, principalmente en Perú y Bolivia, en la base de la alimentación del poblador en zonas altoandinas.
Esta planta tiene también una notable capacidad de adaptación debido a que puede crecer en climas ubicados desde el nivel del mar hasta los 4000 msnm., resistiendo a las sequías y al frío intenso.
El cultivo de la quinua en el altiplano es también una fuente de ingreso para las familias de la zona debido a su potencial económico como cereal de exportación para los países industrializados
Pese a los factores ya señalados que influyen en el favorable desarrollo de la quinua, cabe resaltar que el cambio climático, la falta de agua, un suelo pobre en nutrientes, así como el insuficiente conocimiento de técnicas de cultivo y las dificultades para controlar las plagas, ocasionan un bajo rendimiento en la producción.
Por esta razón, CIED PUNO viene efectuando desde el 2007 el proyecto “Promoción de la producción y comercialización de quinua orgánica” en los distritos de Atuncolla, Vilque y Mañazo, en 8 comunidades, favoreciendo así a 490 personas.
El término “orgánica” hace referencia al proceso de obtención de la quinua, el cual consiste en un sistema de explotación agrícola en donde no se emplean productos químicos u organismos genéticamente modificados. Los abonos y los insumos para destruir las plagas son completamente naturales. Esto trae como consecuencia la producción de un alimento orgánico dentro de un medio ambiente protegido.
Lo que se busca es aprovechar los recursos naturales al máximo y evitar la contaminación respetando a la “pachamama”. Para este efecto, se viene desarrollando capacidades técnico-productivas con buenas prácticas agrícolas. El concepto de “buenas prácticas” alude al modo de llevar a cabo el desarrollo de un proyecto empresarial, en este caso, de tipo agrícola, para lograr resultados favorables, éxito y productividad.
Antes de realizar cualquier tipo de labor sobre la tierra, es necesario pedirle consentimiento a la pachamama –que, entre otras cosas, simboliza la fertilidad– para que aporte sus beneficios a la comunidad. Cuidar a la pachamama mediante buenas prácticas es la base del desarrollo sostenible en la zona y también representa la fusión del pensamiento occidental del mundo moderno y el conocimiento ancestral, los ritos y tradiciones de nuestro mundo andino.
Conforme a los objetivos planteados por CIED PUNO, se continúa con la formación de promotores encargados de estandarizar la producción en las comunidades participantes del proyecto y la ejecución de estrategias de mercadeo a través de la participación en ferias regionales, festivales y pasantías. De la misma manera, se viene implementando el SIC (Sistema de Control Interno) para el proceso de certificación que definirá la categoría de “orgánica” para esta quinua producida en el altiplano.
Cabe mencionar la importancia del Desarrollo Territorial en este proceso. El DT plantea la participación de los pobladores en su mismo territorio articulando las funciones de la sociedad civil y el gobierno. De esta manera, se brinda oportunidades de empleo a las personas para su posterior inserción dentro de las labores empresariales. En este sentido, el desarrollo económico de las localidades dependerá de factores como la capacidad de gestión, organización y desarrollo de estrategias.
La principal base de todo esto es la asociatividad. Ésta se entiende como la unión de personas para el logro de objetivos que no se podrían conseguir de manera individual. Bajo esta modalidad, los pequeños y medianos productores realizan un trabajo solidario y se insertan en el mercado para comercializar sus productos y satisfacer la demanda. Para complementar el poder de la asociatividad es necesaria su capacitación con la meta de potenciar sus habilidades y destrezas empresariales.
En este contexto, los Centros de Acopio de Quinua, los cuales están a cargo de los Comités Generales, permiten reunir la producción de estos pequeños agricultores para que puedan competir en otros mercados y centros urbanos. Esto obedece a una necesidad de aumentar la comercialización y generar mayores ingresos a las familias de la zona.
Los gobiernos locales, por su parte, contribuyen donando terrenos y agregados para la construcción de los centros de acopio. Esto refuerza los postulados del DT, en donde las labores conjuntas del Estado, la sociedad civil y el sector privado permiten sentar las pautas del desarrollo en la comunidad, generando empleo y mejorando la calidad de vida.

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